La Escuela Dominical es el instrumento principal de la iglesia para dirigir las personas a la fe en el Señor Jesucristo y para desarrollar a los cristianos para que cumplan la misión de Cristo mediante grupos abiertos de estudio bíblico que involucren a las personas en la evangelización, el discipulado,el compañerismo, el ministerio, la adoración y el servicio
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Bolívar Gran Hotel
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sábado, 12 de diciembre de 2015
ENEMIGOS DEL SEMBRADÍO
Pasajes Bíblicos: Mateo 13:25; Cantares 2:15; 3 Juan 1:2; Jueces 6:3; Malaquías 3.
Introducción: El sembrador sabe que una vez que ha esparcido la semilla, aunque las condiciones del terreno se vean muy favorables, no se puede ir a dormir. No solo debe estar atento a que el terreno se mantenga con buena agua y reciba la luz necesaria, sino que debe mantener a sus enemigos lejos de su cultivo. Usted y yo debemos estar alerta en oración constante para poder enfrentar y vencer los enemigos de nuestro fruto, aun las zorras pequeñas que no se ven.
a) Los pájaros
Todos vemos cómo los pájaros se mantienen constantemente cerca del sembradío buscando comer la semilla aun antes de que esté cubierta por el sembrador. Estos pájaros yo los identifico como hombres o mujeres que usan el evangelio para sus propios beneficios. En el nombre de Jesús, lucran y estafan al pueblo de Dios. Es cierto y no nos cabe duda de que
Dios quiere bendecir a su pueblo, pero tenemos que ser sabios y siempre buscar la dirección del Espíritu Santo.
b) La cizaña
La cizaña es muy parecida al trigo, excepto por que su grano es negro. Es el peor enemigo del sembrador, ya que al crecer se puede confundir con el trigo. Una vez mezclados, son difíciles de separar. Esta hierba tiene un sabor amargo y, cuando se mezcla con el trigo y es utilizada en la harina, puede causar vértigos y vómitos. La cizaña representa aquellas cosas que permitimos en nuestras vidas que contaminen y afecten nuestra unción y nuestra relación con Dios.
Uno de los primeros utensilios que encontramos al entrar en el Tabernáculo de reunión es el lavacro. Este nos recuerda que, aunque tenemos ciudadanía celestial, estamos peregrinando en este mundo y debemos venir constantemente a la cruz a ser lavados y purificados.
Nada contamina más nuestras vidas y la unción que Dios ha puesto en ella, como chismes, rencores, críticas y juicios. Usted puede ser un gran ofrendador, pero si su vida está llena de cizaña que trae sabores amargos a otros, no prosperará. La condición de nuestros corazones afecta el nivel de prosperidad en nuestras vidas. Seamos sinceros con nosotros mismos y no dejemos que la cizaña se mezcle con nuestro trigo.
c) El fuego de la prueba
Las pruebas y circunstancias vienen a nuestras vidas como fuego purificador. Si no las aceptamos con fe, se pueden convertir en destruidoras de nuestra cosecha. No podemos permitir que el fuego destruya la Palabra de fe que fue sembrada en nuestros corazones, dando lugar a la duda y el desaliento.
d) Animales pequeños
En el sembradío, pueden llegar pequeños animalitos como la langosta y las zorras pequeñas. La langosta viene en gran multitud, haciendo mucho ruido y destruyendo el sembradío a su paso. Por el otro lado, las zorras pequeñas destruyen el sembradío silenciosamente y por pedacitos. Cuando el sembrador se da cuenta, es demasiado tarde. Se puede comparar estos animalitos con los comentarios de incredulidad y desánimo que llegan a nuestras vidas, aun de parte de aquellos que profesan fe; hombres y mujeres que no han abierto sus corazones a las promesas que Dios tiene para nosotros, que enseñan y predican que el creyente debe vivir una vida de sacrificios y carencias para poder llegar al cielo. La Palabra de Dios nos dice claramente: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma"3 Juan 1:2.
e) Ladrones
Jueces 6:3 en este pasaje, leemos cómo los enemigos de Israel se levantaban contra ellos y destruían sus sembrados. De igual manera, nuestro enemigo Satanás se levantará para destruir lo que hemos sembrado.
En Malaquías 3, Dios lo llama el devorador. Aquí el Señor nos dice que cuando le robamos a Él, en diezmos y ofrendas, nos quedamos sin protección, dándole derecho al devorador a destruir nuestros bienes y a que el fruto de la vid no dé su fruto a tiempo. Sin embargo, si nos arrepentimos y obedecemos la Palabra de Dios que nos instruye a traer los diezmos y las ofrendas a su casa, Él mismo peleará nuestra causa reprendiendo al devorador por nosotros.
domingo, 29 de noviembre de 2015
lunes, 23 de noviembre de 2015
viernes, 20 de noviembre de 2015
viernes, 13 de noviembre de 2015
LA CONDICIÓN DE NUESTRO CORAZÓN
Pasaje Bíblico: Mateo 6:24;
1Timoteo 6:10; Isaías 5:1 – 2.
Introducción:
Cada uno debe elegir al Señor que servirá. De la misma manera cada uno
debe elegir el reino en el cual vivirá: El reino de Dios o el reino de las
tinieblas. Nadie puede ser ciudadano de dos reinos al mismo tiempo. Así como
sólo hay dos señores y dos reinos, sólo hay dos caminos donde podemos andar: El
camino angosto que lleva a la vida eterna o el camino ancho que lleva al
castigo eterno. ¿Por qué es que el hombre insiste en acumular tesoros en la
tierra? La culpa la tiene el pecado. El
pecado entra en el corazón del hombre, del pecado surge el egoísmo, y entonces
del egoísmo surgen otros pecados, como la avaricia, el orgullo y la codicia. El
pecado hace tres cosas: 1.- Nos convierte en su esclavo. 2.- Nos siega
espiritualmente. No podemos ver que somos esclavos. No podemos ver la luz
verdadera que es Jesús. 3.- Nos destruye. El castigo del pecado es la muerte
eterna. Es por esta razón que Jesús nos enseñó a apartarnos del pecado, a no
acumular tesoros en el mundo. Este es el error más grande que podemos cometer.
a) ¿A quién Sirvo?
"Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno
y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas". Mateo
6:24
Mateo nos dice que no podemos
amar a dos señores, porque amaremos a uno y despreciaremos a otro. No podemos
amar a Dios y a las riquezas. De acuerdo con 1 Timoteo 6:10, el amor al dinero
es la raíz de todo mal. No el dinero, sino el amor al dinero. Y ¿qué es amor?
Una pasión que atrae. ¿Le atrae el amor por Dios, las almas y su obra? O ¿le
atrae el poder, el renombre y las riquezas? Aunque estas traen bienestar y
ciertos beneficios, el mayor propósito de nuestras vidas debe estar dirigido a
hacer la voluntad del Padre, a convertirnos en colaboradores de su reino.
Debemos arduamente alcanzar
alturas espirituales en Cristo y un corazón humilde, dispuesto ante todo a
buscar primeramente el reino de Dios y no las añadiduras. Alguien dijo:
"Enséñame tu chequera, y te diré dónde está tu corazón". En otras
palabras, sus gastos más frecuentes reflejan dónde está su corazón.
b) Despedregar
el terreno
Isaías 5:1-2
Es posible que usted no tenga
ningún problema en cuanto a diezmar y ofrendar, pero sin embargo, tiene otras
cosa que detienen su bendición. Todos sabemos que, al simple ojo humano, hay
cosas que no podemos ver, pero Dios es el que escudriña nuestro corazón.
El salmista David, hombre
conforme al corazón de Dios, llamado a ser rey de Israel, en el cual estaban la
mano y la unción del Señor, luego de haber caído en pecado y examinado su
corazón, halló que este no era puro y limpio. Y alzando su voz, pidió:
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…" (Salmos 51:10).
En Isaías 5, leemos el cantar
del Amado a su viña. Dice que la plantó en una ladera fértil (en una iglesia donde
fluye al Palabra y la unción de Dios), que la cercó y despedregó. Cuando nos
dice que la despedregó, podemos entender desde el ámbito espiritual que tomó
todo aquello que pudiera impedir que la semilla creciera libremente. De igual
manera, nuestros corazones deben ser libres de toda impureza, resentimiento,
odio, amarguras, dudas, miedos y muchas otras cosas que impiden que podamos
crecer y disfrutar de las bendiciones que Dios tiene para nosotros.
c) Cara a cara con nosotros mismos
Después
del Señor, nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Conocemos nuestro pasado
y todas aquellas cosas que hemos experimentado y que, de una forma u otra, han
causado daño a nuestras vidas. Y nosotros mismos, con la ayuda del Espíritu
Santo, podemos hacer frente a ello y sacarlas de nuestros corazones. El Espíritu de Dios ha sido dado
para asistirnos, pero depende de usted y de mí recibir la Palabra y dejar que
esta haga el trabajo en nuestras vidas y corazones. Sin embargo no podemos
dejarle todo al Espíritu Santo. Hay una parte que usted y yo debemos hacer.
Debemos ser proactivos. ¿Qué es ser proactivo? Tomar responsabilidad por
nuestras propias vidas y acciones.
La
persona proactiva no se detiene a lamentarse por el pasado y las circunstancia,
sino que busca la manera de transformarlo a su favor. El proactivo echa mano de
las bendiciones y promesas que Dios le ha dado. Busca arduamente agradarle y
anhela ser purificado y transformado cueste lo que cueste. El proactivo está
atento a la voz y a la guía del Espíritu Santo, sabiendo que esta es la única
manera de dejar atrás al viejo hombre y caminar hacia adelante, a la bendición
que está guardada en Dios.
Por
otro lado, la persona reactiva se rinde fácilmente y echa culpa a todo y todos,
sin tomar su propia responsabilidad. Un ejemplo de esto es aquella persona que
carga con rencores en su corazón porque, en algún momento de su vida, fue
herida o traicionada. Siempre se justifica por su carácter y forma de ser, en
vez de tomar responsabilidad y, dirigida por el Espíritu Santo, buscar un
cambio en su vida. El reactivo sede fácilmente a las tentaciones de la carne y
no lucha con tenacidad para alcanzar madurez en Cristo.
También
dentro del pueblo de Dios, encontramos un tipo de persona, que culpa al pastor,
los líderes y hasta los músicos por no haber crecido espiritualmente y
alcanzado las bendiciones de Dios. En este caminar en Cristo, aunque todos
miembros de un solo Cuerpo, cada uno es responsable por su propia vida. Todos
somos culpables de accionar como reactivos en algún momento en nuestras vidas,
de una forma o de otra. Sé que tomar responsabilidad no es nada fácil. Como
dice un dicho: "La culpa es fea, y nadie la quiere". Pero para poder
recibir las bendiciones de Dios y prosperar, necesitamos madurar, y esto solo lo
puede hacer usted mismo con las lluvias del Espíritu Santo sobre su vida.
jueves, 5 de noviembre de 2015
ANTES DE SEMBRAR
Pasaje
Bíblico: Salmo 65:10;
Juan 16: 7 – 9; 1 Corintios 2: 13 – 15; Filipenses 1:6; 3 Juan 2; Zacarías 1:3
Introducción:
"Haces
que se empapen sus surcos, Haces descender sus canales; La ablandas con
lluvias, Bendices sus renuevos” Salmos
65:10
En los tiempos bíblicos, por lo
general se esperaba por la lluvia antes de empezar a cultivar la tierra. Esto
sucedía normalmente entre los meses de octubre y noviembre —lo que la Biblia
llama la lluvia temprana. En los años
que la lluvia no llegaba a tiempo, la cosecha no era igual. Por ello, a través
de las Escritura, vemos que la lluvia es un tipo de bendición.
Así como la tierra necesita de
la lluvia para preparar el terreno que ha de ser cultivado, de igual manera
nuestras vidas necesitan la lluvia del Espíritu Santo de Dios, el cual nos
ministra tocando nuestros corazones y preparando el terreno para la Palabra de
Dios, la semilla.
I.- Lluvia Temprana por el Espíritu Santo
El Espíritu Santo nos ministra a
través de la Palabra y nos revela el estado de nuestra alma
Haciéndonos ver
nuestra condición pecaminosa, pero a su vez nos da entendimiento de que la obra
ya fue hecha por Jesucristo en la cruz del calvario y que la justicia de Dios
está disponible para nosotros. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí. Juan 16:7-9
a)
Tres Obras Específicas del Espíritu Santo
Este
es el inicio de su tarea en nuestra vida, cómo la lluvia temprana viene a
prepararnos para recibir las bendiciones que Dios ha dispuesto para nosotros. Hay que
considerar que dice
convencerá"; en otras palabras, el Espíritu Santo ha de persuadir, de presentar
el caso de cada hombre hasta el punto que tenga que rendirse a los pies de
Jesús y reconocer y declarar que es pecador.
De pecado
El Espíritu Santo, ya sea a
través de predicaciones, enseñanzas, exhortación o música, diariamente habla al
mundo pecador sobre su condición y cómo esta puede ser cambiada solo a través
de fe en Jesucristo. De igual manera, nosotros como creyentes, aunque ya
salvos, somos cada día confrontados y llamados al arrepentimiento de nuestras
acciones pecaminosas.
De justicia
En primer lugar, el Espíritu
Santo habla de la justicia que reside en Jesucristo como Hijo de Dios, pero a
su vez nos ayuda a comprender que nosotros mismos no podemos alcanzar justicia,
porque ella es recibida solo por gracia.
De juicio
Por cuanto el príncipe de este mundo ha sido juzgado, nos
habla que en Jesucristo radica todo poder.
"Porque
el hombre natural no puede percibir las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender porque se han de discernir
espiritualmente" .
1 Corintios 2:13-15
El Espíritu Santo nos da la
visión de Cristo y el plan de salvación y bendición que Él tiene para nosotros.
Todo esto es el principio de la obra del Espíritu en nuestras vidas; una vez
salvos, el proceso de santificación es iniciado en nosotros. Este proceso es
continuo en el creyente y ha de continuar mientras estemos en este cuerpo
mortal. "estando persuadido
de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el
día de Jesucristo" Filipenses 1:6
No importa cuántos años tengamos
sirviendo al Señor, necesitamos cada día acercarnos a Él con corazones humildes
y pedirle que nos lleve a alturas espirituales en Él, quitando todo aquello que
no sea de su agrado de nuestras vidas y añadiendo lo que necesitamos para poder
ser mejores siervos y siervas en su obra. A través de la Palabra de Dios, el
Espíritu Santo ministra a nuestras almas trayendo liberación y restauración
espiritual. El mismo Señor Jesús dijo: "Conoceréis la verdad y la verdad
les hará libre" y "mi Palabra es la verdad" Juan 8:32. Cuando
nos miramos en el espejo de la Palabra de Dios, podemos entender claramente
cuáles son aquellas cosas encerradas en nuestros corazones que deben ser eliminadas.
Y con la ayuda del Espíritu, podemos lograrlo. Seamos sinceros, cuando nos
acercamos a Dios por primera vez, estábamos cargados, llenos de odio, envidias,
con heridas muy profundas que, en muchas ocasiones, ni aun nosotros mismos
podíamos identificar. A través de la obra del Espíritu Santo, nuestros
corazones son tocados, y el terreno es preparado para recibir lo que Dios tiene
guardado para nosotros.
¿Cómo se prepara el terreno? A través del desarrollo de cada
una de las virtudes del fruto del Espíritu, tales como amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. A medida que vamos
creciendo en Dios y desarrollando el fruto del Espíritu en nosotros, podemos
echar mano de las bendiciones de Dios. Estas virtudes, como lluvia, entran a
nuestras vidas para transformar, traer refrigerio espiritual y llenarnos de
bendición.
b)
La voluntad de Dios para
sus hijos
"Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma" 3 Juan 2
En
la tercera epístola de Juan, se nos dice que la voluntad de Dios es que
prosperemos en todas las cosas, así como prospera nuestra alma. En este
versículo, se utiliza "así" como adverbio, el cual indica "de
igual manera". ¿Qué quiere decir esto? Que con el mismo nivel que crecemos
espiritualmente, recibiremos las bendiciones que Dios ha prometido para
nosotros. En otras palabras, si aún somos niños espirituales, aunque herederos,
seremos tratados como esclavos, sin derecho a poder administrar nuestra
herencia.
El apóstol Juan nos habla de
balance: si no hay crecimiento no hay bendición. Colóquese en el lugar de Dios,
¿daría usted cien mil bolívares a un niño de dos años? ¿Usted pondría a un niño
a administrar sus negocios? Posiblemente no. De igual manera, si no hemos
crecido espiritualmente, no estamos listos para
recibir la prosperidad que Dios promete. Pregúntese así mismo: ¿soy un
buen administrador de los bienes que Dios ha puesto en mis manos? ¿He sido fiel
en lo poco, por lo tanto tengo derecho a lo mucho? ¿He dado a Dios los diezmos
y las primicias de todo? Si con dificultad diezmamos de quinientos bolívares,
¿qué cree que haría con cinco mil bolívares? Recuerde que el propósito de Dios
de bendecirlo no es para que usted pueda comprar un lujoso auto, una casa
grande y vestirse con ropa de diseñador. Aunque todo esto es bueno, el
propósito primordial para Dios es que usted sea un canal de bendición para
otros y en su obra, que apoye la obra local y la visión que Él ha dado a sus
hijos. La medida con la cual usted ofrenda y diezma actualmente en la obra de Dios
nos habla de cómo lo haría si es prosperado aún más.
c)
La
Misericordia de Dios
"Volveos
a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos"
Zacarías 1:3 Dios nos llama hoy al arrepentimiento y al cambio ("si
oyeres atentamente la voz de Jehová"). Si usted quiere disfrutar de la
prosperidad que Dios promete en su Palabra, debe empezar pidiéndole perdón y
luego caminar en obediencia en cuanto a diezmos y ofrendas se refiere. Puede
ser que seamos fieles diezmadores, pero ¿qué tal las ofrendas? Recuerde lo que
dice: "… ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas"
martes, 3 de noviembre de 2015
viernes, 30 de octubre de 2015
La Ofrenda Aceptable
Pasaje
Bíblico: 2Corintios 8: 1 – 14; Lucas
21: 1 – 4; Mateo 6: 2 – 3; Éxodo 25: 1 – 9; 35: 21 – 22 y 29; 36: 1 - 7
Introducción: La ofrenda es lo que damos a Dios voluntariamente, cuando lo proponemos en nuestros corazones para suplir las necesidades de la obra de Dios. Estas ofrendas se realizan aparte de nuestro compromiso del diezmo, por lo que no deberíamos de restarlo del mismo. El tiempo de Hageo es muy parecido al de nosotros hoy, existía un desánimo por las cosas de Dios, había una indiferencia egoísta para con la construcción del templo, a muchos en este tiempo no le importa las necesidades existente en el cuerpo de Cristo. Hageo usa cuatro veces un verbo en sus dos capítulos literalmente quiere decir: “Poned sobre vuestros corazones”, otra traducción podría ser: “Pensad bien sobre vuestros caminos”. Insta al pueblo a considerar seriamente si había ganado algo, buscando su propio bienestar sacrificando a Dios. Hoy yo te invito a meditar sobre esta verdad ¿qué estás haciendo? ¿Cómo estas actuando? ¿Con qué espíritu puedes venir al templo a adorar? Los tiempos demandan actitudes decididas de entrega, servicio y compromiso con las demandas económicas que reclama la obra del Señor.
I.-
La Ofrenda
a) Fomentando la Generosidad
La generosidad no se mide sólo por
la cantidad que se da; también se mide por la que se guarda. Un hombre pobre
jamás podrá dar tanto como un hombre rico; in embargo, la generosidad del
hombre pobre puede ser mucho mayor que la del rico. Recordemos a la viuda pobre
de quien hablo Jesús; ella puso en el tesoro del templo sólo un cuadrante, que
equivale a una parte de una moneda. Sin embargo, Jesús dijo de ella en Marcos
12: 41 – 44
Los cristianos de Macedonia habían
pedido a Pablo con muchos ruegos la oportunidad de enviar dinero a los santos a
los creyentes de Jerusalén. ¿Somos como los cristianos de Macedonia? O, en
cambio, ¿Nos quejamos de cuan pobres somos y tratamos de dar la menor cantidad posible?
Necesitamos recordar que nuestro dinero no es nuestro; Es del Señor Jesucristo.
Debemos decidir cuánto dar, no de acuerdo con nuestro deseo o cálculo, sino
según el deseo de Dios.
Recordemos
esto: Si somos generosos para con otros, Dios será generoso con nosotros.
Cuanto más demos, más recibiremos (2Corintios 9:6).
Los
cristianos macedonios no sólo dieron de su dinero, sino que a sí mismos se dieron también. Ellos son un
ejemplo a seguir. Más que nuestro dinero, Dios nos quiere a nosotros. Pablo escribió…
os ruego… que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo… a Dios (Romanos
12:1). Si pertenecemos a Cristo, entonces nuestro dinero también pertenece a
Él. Es por esto que los cristianos macedonios eran tan generosos: ellos se
habían dado a sí mismos primeramente al Señor. Se habían sometido a Pablo, como
apóstol del Señor, que era por la voluntad de Dios.
b)
Obra de Gracia
Pablo
había encargado a Tito completar la obra de gracia la cual era la ofrenda que
Pablo estaba recogiendo para enviar a Jerusalén. Pablo la llama una obra de
gracia, porque así como Dios nos muestra
su gracia, nosotros debemos mostrarles esa gracia a los demás. La gracia
consiste en el amor, la misericordia, la bondad y la generosidad. Toda gracia
viene primeramente de Dios. Seamos diligentes en compartir la gracia de Dios
con aquellos que nos rodean y hasta con los que no conocemos; cuando ofrendamos
para las misiones estamos haciendo una obra de gracia.
Nuestro
ejemplo más grande siempre es Jesucristo mismo. Él fue rico sin medida. Él
poseía todas las riquezas de Dios. Sin embargo, lo entregó todo, por amor a
nosotros, Él se hizo pobre (Filipenses 2:6-7). Por su pobreza es decir, por su
muerte en la cruz, hemos llegado a ser ricos. Si Cristo ha hecho todo esto por
nosotros, ¿Cómo podemos dejar de seguir su ejemplo, dando tanto nuestras
posesiones como a nosotros mismos por amor a otros? El asunto principal no es
cuánto ofrendes, sino la voluntad dispuesta a dar; si tenemos la voluntad
dispuesta, entonces nuestra ofrenda será acepta. Todo lo que tenemos es de
Dios, no es nuestro.
II.- La Buena Ofrenda
a) Agradece a Dios con tu Ofrenda
La Buena ofrenda es la que se da de
corazón, voluntariamente y con agradecimiento a Dios (Éxodo 25: 1-2; 1Crónicas
29: 9,13 – 14, 17 -18) estos textos que nos hablan de las ofrendas recogidas
para la edificación del tabernáculo y del templo nos muestran el corazón bueno
para ofrendar. En el Nuevo Testamento también encontramos este corazón
(2Corintios 9:5 -7). Hay grandes promesas para aquellos que viven fielmente el
compromiso con Dios de ofrendar y diezmar,
y quisiera hacer hincapié en que Dios no habla con ligereza, ni es
hombre para mentir, pues cuando Él dice sí, es sí y amén. (2Corintios 1:20).
Cuando honramos al Señor con nuestras ofrendas
viene a nosotros la prosperidad de parte de Dios, el cual cubrirá nuestras
necesidades y reprenderá las dificultades que vengan para que no prosperemos
(Proverbios 3:9-10; Malaquías 3:10-12; Filipenses 4:19; Mateo 6:8) Leer Mateo
6: 25-34. Dios dará al que da mucho más de lo que dio (Lucas 6:38). Pues
nuestro Dios es poderoso para hacer que siempre tengamos lo necesario.
(2Corintios 9:8).
b) Honra al Señor con tu Ofrenda
En 1 Samuel 2:30 leemos “Yo
honraré a los que me honran”. Honrar a Dios es reconocer lo grandioso que es Él
y la estima que le procesamos con demostración de nuestra gratitud, con los
bienes con que Dios nos ha bendecido podemos honrarle. (Proverbios 3: 9 – 10).
Demostrémosle a Dios nuestro amor con nuestras ofrendas. Abel fue generoso en
su ofrenda a Dios. Él sabía a quién
honraba y agradaba (Génesis 4:4) no se conformó con ofrendar a Dios como lo
hizo su hermano Caín, sino que ofreció a Dios lo primero y lo más gordo, por
esto Dios miró con agrado a Abel y su ofrenda, pues veía el corazón de gratitud
y desprendimiento que tenía. Su hermano Caín ofreció algo de su cosecha a Dios
no pensó en honrarlo con lo mejor, más bien intentaba cumplir y acallar su
conciencia. Vemos que sucedió lo mismo en Malaquías, donde Dios les tiene que decir:
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor… Malaquías 1:6-14.
Cuando
ofrendemos a Dios honrémosle con lo mejor, no con lo que nos sobra del mes,
aquello que queda de las sobras de nuestros caprichos y necesidades, sino con
las primicias, lo mejor. No te encuentres prometiendo ser fiel en el ofrendar y
teniendo en el banco, ofrendas las sobras o lo que hemos ganado injustamente
con engaño u otros.
viernes, 23 de octubre de 2015
El Diezmo como Expresión de Adoración
Pasaje
Bíblico:Génesis 14:
18-20; 28:22; Números 18:21 y 26; Deuteronomio 14:22, 28 y 29; 26: 16; 10:
12-14; Malaquías 3:10; 2Corintios 8:8 y 9; 9: 7 y 8; 12 y 13; Hechos 20:35;
Hebreos 7: 1 – 9; Mateo 5:17 y 20.
Introducción:En el Antiguo Testamento se hace mención al
diezmo en más de cuarenta pasajes, indicando inicialmente una práctica
universal y después una exigencia de la ley de Moisés. Los pueblos de todo el
mundo siempre ofrecieron dádivas a sus dioses.
El
porcentual de la ley de Moisés no es exclusivo de los judíos. Hay registros del
pago de diezmo en la historia de los egipcios, griegos y de los pueblos de
Mesopotamia; siempre en forma de dar sustento a los cultos y al sacerdote.
Los
escritores del Nuevo testamento se ocupan muy poco del diezmo. Se hace mención
al diezmo en nueve pasajes únicamente, de los cuales seis están en Hebreos y
tres en los Evangelios donde Jesús hace una referencia crítica a las prácticas
de los fariseos (Lucas 18:12; 11:42 y Mateo 23:23).
I.- El
Diezmo es Bíblico
a)
El Diezmo
antes de la Ley
El diezmo no
era una práctica de la ley, pues antes de que esta existiera fue usada por los
patriarcas, cosa que Dios bendijo, pues era su voluntad. Así vemos a Abraham
dando el diezmo de todo al sacerdote Melquisedec (Génesis 14: 18-20; Hebreos
7:2, 4, 9); Jacob también aprendió a dar el diezmo de todo (Génesis 28:22). Ya
desde antiguo, el hombre de fe entendió que todo lo que tenía provenía de la
mano bendita de Dios y por tanto, de lo recibido por Él, daban una parte.
b)
El Diezmo Durante la Ley
En la ley el diezmo fue un mandamiento de Dios; son muchísimos los
textos que encontramos hablándonos de este tema en el Pentateuco (La Torah),
como en el resto de los libros del Antiguo Testamento Deuteronomio 14:22 -29.
De estos diezmos comían los levitas y sacerdotes (Números 18:1 – 32) así como
sostenían todo lo concerniente al culto de Dios. Hasta los sacerdotes y levitas
ofrendaban el diezmo de los diezmos recibidos, siendo esto mandamiento para
todo el pueblo. Números 18: 25 – 28.
Como en todas las cosas espirituales, los israelitas comenzaron a
fallarle a Dios, hasta el punto de no diezmar u ofrendar lo estropeado e
inservible a Dios; por lo que Dios se sentía robado (Malaquías 3:7 - 10).
Muchos cristianos hoy en día se encuentran en esta situación, están robando a
Dios, porque sus diezmos u ofrendas son miserables, se olvidan a menudo de
hacerlo o simplemente son nulos.
II.-
Significado del Diezmo
En
cuanto a este tema se darán a continuación algunas reflexiones acerca del
diezmo, extraídas de los pasajes bíblicos seleccionados:
1.- El diezmo es anterior a la ley,
en Génesis 14: 18 – 20 y 28: 22. Estos dos pasajes nos muestran que el diezmo
es una expresión de adoración a Dios y reconocimiento de que todo lo que
tenemos lo hemos recibido de parte de Él.
2.- En los pasajes correspondientes
a la ley de Moisés, Números 18: 21y26; Deuteronomio 12:5 y 6; 14:22; 26:16;
10:12 – 14; 28 y 29, encontramos al diezmo como expresión de adoración a Dios.
En reconocimiento de que Él es el dueño de todo y con un propósito utilitario,
el sostenimiento del sacerdocio levítico y de ayuda a los más necesitados.
3.- En Malaquías 3:10; Dios mismo le
demanda a su pueblo el cumplimiento del diezmo para el sostenimiento en su
casa.
4.- En el Nuevo Testamento, el
modelo es Cristo, tal como lo expresa Pablo (2Corintios 8: 8y9). Por lo tanto
ya no estamos hablando de entregar únicamente el diezmo, sino de dar según lo
que cada uno “haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza,
porque Dios ama al que da con alegría”, como muestra de amor, dando testimonio
de obediencia, sujeción y sumisión al evangelio que profesamos y para que Dios
sea honrado (2Corintios 9:7 y 8).
En base a lo antes expuesto y recordando las palabras de
nuestro Señor Jesucristo (Mateo 5:17). El diezmo como expresión de adoración a
Dios, es la base para un compromiso responsable en cuanto a la administración
de los bienes materiales que Dios nos ha confiado. Por lo tanto, cada uno de
nosotros a medida que va creciendo en amor y confianza en Dios, abundará
también en la gracia de dar, más allá del diezmo.
2Corintios 9:6 “El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará”. Sembremos
generosamente en lo económico y la promesa de Dios es que segaremos
generosamente en lo económico y en el resto de las áreas de nuestras vidas.
III.- Servicio a la Iglesia a Través del
Diezmo
En
cuanto al servicio que prestamos en la iglesia a través del Diezmo nuestro
Señor Jesucristo menciona en diversas ocasiones la necesidad de diezmar y
ofrendar. Aparecen varios casos en las epístolas (Hebreos 7: 1 -9) ¿Y los
miembros de la iglesia deben diezmar? La Biblia es clara en esto Jesús nos
dijo: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos.
Si los
escriban diezmaban nosotros debemos de hacerlo también, ya que nuestra justicia (vida de piedad y entrega) debe de
ser mayor que la de ellos. Es así como lo practicaban los primeros hermanos; el
que tenía propiedades: casa, tierras, bienes… lo vendía y el precio de lo
vendido lo daban a los pobres y necesitados Hebreos 4:34-37. Luego la iglesia
del Señor daba mucho más del dinero.
“Pues doy testimonio de que con agrado
han dado conforme a sus fuerzas, y aún más alládesus fuerzas” 2 Corintios 8:3
“Pero esto digo: El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará” 2
Corintios 9: 6
Sembremos
generosamente en lo económico y la promesa de Dios es que segaremos
generosamente en lo económico y en el resto de las áreas de nuestras vidas.
De la
manera en que siembra el hombre, así también cosechará. Este principio no sólo
se aplica a todas las cosas materiales, sino también a todas las espirituales
como el perdón, el juicio y el pecado. Debemos dar de forma desinteresada y
generosa, sin pensar en nuestro propio beneficio. Si damos de esta manera, Dios
nos bendecirá grandemente porque Él es un Dios de pacto.
viernes, 16 de octubre de 2015
Administración de Bienes y Recursos
Pasaje
Bíblico: Mateo 6:24; Proverbios 11:4; Lucas 6:24; Marcos 10:23; Salmo
49:6-8; Lucas 12:15-21.
Introducción:
Cuando se habla
se bienes y recursos, evidentemente se está haciendo referencia a las
posesiones de cada persona, bien sean materiales o intelectuales.
Es útil conocer el
concepto de bien que aplica desde el punto de vista legal y económico, sin
entrar en profundidades para no desviarnos del tema, puesto que como administradores
del tiempo presente, es necesario conocer que es lo que vamos a administrar
directamente.
Concepto de Bien: Es todo aquello que puede ser objeto de apropiación;
por tanto, que tiene un valor económico;
esto es, que se encuentra dentro del comercio. Susceptibles de satisfacer
necesidades humanas. Ahora, el conjunto de bienes, integra el patrimonio de las
personas.
a)Mundo Material
Es
incompatible amar a Dios y a las riquezas, estas te llevarán a apartarte del
buen camino. Las riquezas son un engaño, el hombre piensa que teniendo dinero
posee todo, pero estas no pueden comprar la salvación.
En 1 Corintios 6:10 se nos dice que
los avaros no entraran al reino de los cielos. Todo lo que el rico tendrá será
lo que aquí tuvo en los años de vida que vivió, pero en la eternidad le espera
la destrucción y la muerte, por cuanto no se acordó en su abundancia del
hermano necesitado. Salmo 49: 6-8.
La Palabra de Dios nos confirma que
Él es el dueño de todo, Romanos 11:36. La comprensión de esta realidad es
fundamental para apropiarnos del significado bíblico de la propiedad. El hombre
es un administrador responsable ante Dios por su mundo material.Marcos 10:23
nos habla de lo difícil que es que un rico se salve, más fácil es meter un
camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.
El joven rico no siguió a Jesús porque amaba sus riquezas. Lucas 18: 23. Hay
muchos textos que nos hablan de esto veamos algunos: Proverbios 11:28; 23:4-5;
Lucas 12:15-21;
1 Timoteo 6:9-10;
Mateo 6:19-21.
Todos sabemos que para el hombre de
nuestra sociedad el dinero es lo más importante, para Dios no es así. (Lucas
16:15)
Pongamos
nuestra confianza en Dios y no en las riquezas.
b)Propietario
El
hombre es propietario solo si entiende que Dios es el dueño absoluto y final.
Algunas citas bíblicas afirman la
propiedad divina: Salmo 50:10-11; 95:4-5; Hageo 2:8; Job 41:11; Isaías 66:1.
Los
tratados de Dios con Israel al darles la tierra e instruirles en su uso,
constituyen una teología valiosa sobre el uso y la posesión de la tierra. Esta
teología se mantiene como un legado
basado para guiar en la actualidad a los hombres en cuanto a las posesiones.
Estableció
la idea de propiedad individual, así como sus acciones. Estos principios son
válidos para todas las épocas. El derecho de propiedad es un encargo que Dios
le dio al hombre junto con el deber de conocer y de cumplir con los encargos de
Dios. La capacidad del hombre de ser propietario responsable proviene del hecho
de que fue creado a la imagen de Dios.
Cualquier
pensamiento sobre el derecho de propiedad exclusiva viola el encargo sagrado
que tiene el hombre. La Biblia no prohíbe la idea de la propiedad privada. La
propiedad de la familia era importante en Israel. Los límites de la propiedad
de la familia eran como las líneas fronterizas (Deuteronomio 19:14). La
identidad de muchas familias hebreas estaba unida a su propiedad. La historia
de Nabot ilustra la importancia de la propiedad.
Nuestra
estadía en este mundo temporal requiere de la satisfacción de ciertas
necesidades, tales como la comida, el vestido, un techo y dependiendo de
nuestra cultura y el lugar de habitación habrá otras necesidades, tales como
vehículo para desplazarnos, y Dios nos ha dado la capacidad para suplir
nuestras necesidades. Sin embargo hay que tener presente, que la posesión de
bienes no puede ser un fin en la vida del cristiano, sino un medio para un
desempeño óptimo en la obra de Dios. La honradez o falta de ella, con que
hacemos uso de nuestros bienes, es conocida por Dios, en todo momento estamos
rindiendo cuentas a Él, porque Él conoce nuestros corazones. La Palabra también
nos recuerda que debemos poseer para nuestra descendencia, las leyes dadas al
pueblo de Dios así lo confirman.
La
dirección de Dios permite hacer un uso adecuado de nuestros bienes y
posesiones. El amor al Padre y la gracia del Espíritu Santo derramado sobre
nosotros nos guíen para haceruso adecuado de nuestras posesiones que nos han
sido encomendadas para administrar.
II.- Contento
con lo Necesario
1.
Fuente
de Ganancias
Proverbios 30:8:9
La actitud del discípulo de Cristo
es de no amar las riquezas sino contentarse con tener todo lo necesario. Lo
necesario, es tener lo suficiente para vivir sin padecer necesidades. 1 Timoteo
6:6-8.
La piedad produce gran ganancia,
pero la ganancia es espiritual, no material. La ganancia que viene de la piedad
no depende de las circunstancias exteriores o materiales. Sólo al tener
contentamiento estamos libres de la codicia, la ansiedad y el amor por las
posesiones; y solo entonces obtendremos el beneficio final y la bendición de la
piedad. Filipenses 4:11. Es vano tratar de acumular posesiones en la tierra. El
día en que muramos, lo perderemos todo. Eclesiastés 5:15. Si tenemos la comida,
el vestido y el techo que necesitamos, debemos estar contentos. El codiciar más
de lo que necesitamos no está bien. Dios ha prometido suplir nuestras necesidades
Mateo 6:33. El descontento con los dones materiales que Dios nos ha dado es
pecado. La inconformidad es igual que murmurar contra Dios.
2.
¿Qué
debo Anhelar?
Hemos recibido dones espirituales,
pero no debemos conformarnos con los dones que hemos recibido, debemos
sinceramente desear bendiciones espirituales cada vez mayores en nuestras
vidas. No quedémonos satisfechos con nuestro estado espiritual; más bien
debemos buscar ser cada vez más llenos del Espíritu Santo para que su fruto y
sus dones se manifiesten con mayor abundancia en nuestras vidas. 1Corintios
12:7-11; Gálatas 5:22-23. Las posesiones en sí no son malas. Lo que es malo,
sin embargo, es el amor a las posesiones y el deseo de acumularlas.
Hay tres cosas que le suceden a las
personas que aman y acumulan posesiones:
1.- Caen en tentación.
2.- Caen en el lazo de Satanás, es
decir, son atrapados por muchas codicias necias y dañosas.
3.- Se hunde en destrucción y
perdición, de la cual sus vidas no pueden restaurarse. Santiago 1:14-15.
viernes, 9 de octubre de 2015
Pertenecemos a Dios
PERTENECEMOS A DIOS
Pasaje Bíblico: “He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra y todas las cosas que hay en ella”. (Deuteronomio 10:14)
“Mia es la plata, y Mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:8)
Objetivo: Reconocer que Dios es Dueño y Señor de todo lo creado incluyendo al hombre.
El hombre debe administrar los bienes de otro. En el aspecto bíblico y cristiano es reconocer que Dios es soberano y que todo le pertenece a Él, inclusive nosotros mismos. El hombre como ser creado también pertenece a Dios. Y nosotros los cristianos pertenecemos a Dios por dos veces, porque nos creó y porque nos compró. Hoy estudiaremos que pertenecemos a Dios con todo lo que poseemos.
Bosquejo
I.- EL HOMBRE PERTENECE A DIOS
a Nuestra Vida es de Dios 1 Corintios 6:19-20
b. Renunciando a Todo lo que Poseemos Job 1:21
II.- SOMOS ADMINISTRADORES DE DIOS
Seamos fieles ante nuestro Señor y sirvámosle honradamente no siendo un disipador de sus bienes, pues aquel que derrocha, tira o malgasta lo que Dios le ha confiado para administrar santamente; derrocha, tira y malgasta los recursos de Dios.
Sea cual sea el recurso, llámese familia, dinero, dones, ministerio entre otros; pues Dios nos pedirá cuantas de que es lo que hemos hecho con lo que Él nos entregó para que en su nombre los cuidáramos. Del mal ejemplo, de las peleas matrimoniales delante de los hijos, de la educación de los hijos, de la falta de dedicación en sus problemas, de los pecados cometidos dañando nuestras vidas y las de otros, tendremos que dar cuentas al dador.
Cuida pues tu familia, ministerio, actitudes y pensamientos que son regalos de Dios para que tú los cuides; el carro, la casa… que Dios te ha dado, de Dios es, tú eres la persona a la que se le ha dado el privilegio de cuidarlo.
Sabemos que hablar de dinero es uno de los temas que menos le agradan al creyente, pero es necesario saber que el dinero que tú ganas es de tu señor que te creó y compró.
a Nuestra Vida es de Dios 1 Corintios 6:19-20
b. Renunciando a Todo lo que Poseemos Job 1:21
II.- SOMOS ADMINISTRADORES DE DIOS
Seamos fieles ante nuestro Señor y sirvámosle honradamente no siendo un disipador de sus bienes, pues aquel que derrocha, tira o malgasta lo que Dios le ha confiado para administrar santamente; derrocha, tira y malgasta los recursos de Dios.
Sea cual sea el recurso, llámese familia, dinero, dones, ministerio entre otros; pues Dios nos pedirá cuantas de que es lo que hemos hecho con lo que Él nos entregó para que en su nombre los cuidáramos. Del mal ejemplo, de las peleas matrimoniales delante de los hijos, de la educación de los hijos, de la falta de dedicación en sus problemas, de los pecados cometidos dañando nuestras vidas y las de otros, tendremos que dar cuentas al dador.
Cuida pues tu familia, ministerio, actitudes y pensamientos que son regalos de Dios para que tú los cuides; el carro, la casa… que Dios te ha dado, de Dios es, tú eres la persona a la que se le ha dado el privilegio de cuidarlo.
Sabemos que hablar de dinero es uno de los temas que menos le agradan al creyente, pero es necesario saber que el dinero que tú ganas es de tu señor que te creó y compró.
jueves, 17 de septiembre de 2015
DIOS EN LA HISTORIA DE SU PUEBLO
Lectura para el estudio: Salmos 105:1-45
Verdad Central: La historia de Israel refleja la fidelidad de Dios hacia su pueblo.
Texto áureo: Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca. salmos 105:5
BOSQUEJO
I. Gratitud por la fidelidad de Dios. Salmos 105:1-6
II. Fidelidad de Dios en los patriarcas. Salmos 105:7-25
III. Fidelidad de Dios en el éxodo. salmos 105:37-45
El salmo 105 es un canto a las obras portentosas que Dios hizo por medio y en medio de su pueblo Israel. Es característico del pensamiento religiosos hebreo, el traer a la memoria las cosas pasadas.
Este pueblo tenía(y tiene aún) un concepto especial de la historia, como "el suceder"
Para ellos, no era meramente el paso del tiempo, para ellos la historia tiene un significado especial: es la arena o el proscenio en donde se escenifica el plan redentor de Dios. Es historia con propósito.
El salmo consta de tres partes principales.
- En la primera se hace un llamamiento a la alabanza y a la gratitud, y al traer a la memoria los prodigios y juicios del Señor,
- En la segunda, se explica la base histórica de cómo Dios trató con ciertas personas claves(los Patriarcas), las cuales respondieron al llamamiento divino, aun en medio de pueblos paganos.
- En la tercera parte se describe ese evento histórico que ha venido a servir de paradigma o modelo a todos los pueblos que sufren opresión: la liberación de esclavitud de parte de los egipcios.
miércoles, 9 de septiembre de 2015
REVELACIÓN DE DIOS EN LA CREACIÓN
Lectura para el Estudio: Salmos 8: 1-9 y 19:1-6
Verdad Central: Una de las formas en que Dios se revela es por medio de su creación.
Texto Áureo: "Los cielos cuentan la Gloria de Dios. y el firmamento anuncia la obra de sus manos". Salmos 19:1
Bosquejo de la Lección
I. Revelación en el Universo. Salmos 19:1-6
II. Revelación en la naturaleza. Salmos 8:1-4
III. Revelación en el Ser Humano. salmos 8:5-9
Revelación viene del Hebreo galá y del griego apokalypto, y expresan la idea de dar a conocer algo oculto. Cuando la Biblia habla de revelación, lo que se requiere expresar es que Dios es el Creador.
Él da a conocer a los seres humanos su poder, su gloria, su carácter, sus planes y su voluntad.
Revelar es hacer que las cosas obscuras se aclaren, de modo que sus criaturas, "vean, oigan, perciban, entiendan y conozcan".
jueves, 3 de septiembre de 2015
Dios Nuestro Refugio
Lectura para el Estudio: Salmos 91
Verdad Central: Quien está al cuidado de Dios tiene seguridad en todas las circunstancias
Texto áureo: Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quién confiaré. Salmos 91:2
Bosquejo de la Lección:
I. La Protección de Dios. Salmos 91: 1-8
II. La Provisión de Dios. Salmos 91: 9-13
III. La Presencia de Dios. Salmos 91: 14-16
Quien está al cuidado de Dios tiene seguridad en todas las circunstancias.
Dios nos da la victoria aun en medio de las pruebas.
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