Pasaje
Bíblico: Mateo 6:24; Proverbios 11:4; Lucas 6:24; Marcos 10:23; Salmo
49:6-8; Lucas 12:15-21.
Introducción:
Cuando se habla
se bienes y recursos, evidentemente se está haciendo referencia a las
posesiones de cada persona, bien sean materiales o intelectuales.
Es útil conocer el
concepto de bien que aplica desde el punto de vista legal y económico, sin
entrar en profundidades para no desviarnos del tema, puesto que como administradores
del tiempo presente, es necesario conocer que es lo que vamos a administrar
directamente.
Concepto de Bien: Es todo aquello que puede ser objeto de apropiación;
por tanto, que tiene un valor económico;
esto es, que se encuentra dentro del comercio. Susceptibles de satisfacer
necesidades humanas. Ahora, el conjunto de bienes, integra el patrimonio de las
personas.
a)Mundo Material
Es
incompatible amar a Dios y a las riquezas, estas te llevarán a apartarte del
buen camino. Las riquezas son un engaño, el hombre piensa que teniendo dinero
posee todo, pero estas no pueden comprar la salvación.
En 1 Corintios 6:10 se nos dice que
los avaros no entraran al reino de los cielos. Todo lo que el rico tendrá será
lo que aquí tuvo en los años de vida que vivió, pero en la eternidad le espera
la destrucción y la muerte, por cuanto no se acordó en su abundancia del
hermano necesitado. Salmo 49: 6-8.
La Palabra de Dios nos confirma que
Él es el dueño de todo, Romanos 11:36. La comprensión de esta realidad es
fundamental para apropiarnos del significado bíblico de la propiedad. El hombre
es un administrador responsable ante Dios por su mundo material.Marcos 10:23
nos habla de lo difícil que es que un rico se salve, más fácil es meter un
camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.
El joven rico no siguió a Jesús porque amaba sus riquezas. Lucas 18: 23. Hay
muchos textos que nos hablan de esto veamos algunos: Proverbios 11:28; 23:4-5;
Lucas 12:15-21;
1 Timoteo 6:9-10;
Mateo 6:19-21.
Todos sabemos que para el hombre de
nuestra sociedad el dinero es lo más importante, para Dios no es así. (Lucas
16:15)
Pongamos
nuestra confianza en Dios y no en las riquezas.
b)Propietario
El
hombre es propietario solo si entiende que Dios es el dueño absoluto y final.
Algunas citas bíblicas afirman la
propiedad divina: Salmo 50:10-11; 95:4-5; Hageo 2:8; Job 41:11; Isaías 66:1.
Los
tratados de Dios con Israel al darles la tierra e instruirles en su uso,
constituyen una teología valiosa sobre el uso y la posesión de la tierra. Esta
teología se mantiene como un legado
basado para guiar en la actualidad a los hombres en cuanto a las posesiones.
Estableció
la idea de propiedad individual, así como sus acciones. Estos principios son
válidos para todas las épocas. El derecho de propiedad es un encargo que Dios
le dio al hombre junto con el deber de conocer y de cumplir con los encargos de
Dios. La capacidad del hombre de ser propietario responsable proviene del hecho
de que fue creado a la imagen de Dios.
Cualquier
pensamiento sobre el derecho de propiedad exclusiva viola el encargo sagrado
que tiene el hombre. La Biblia no prohíbe la idea de la propiedad privada. La
propiedad de la familia era importante en Israel. Los límites de la propiedad
de la familia eran como las líneas fronterizas (Deuteronomio 19:14). La
identidad de muchas familias hebreas estaba unida a su propiedad. La historia
de Nabot ilustra la importancia de la propiedad.
Nuestra
estadía en este mundo temporal requiere de la satisfacción de ciertas
necesidades, tales como la comida, el vestido, un techo y dependiendo de
nuestra cultura y el lugar de habitación habrá otras necesidades, tales como
vehículo para desplazarnos, y Dios nos ha dado la capacidad para suplir
nuestras necesidades. Sin embargo hay que tener presente, que la posesión de
bienes no puede ser un fin en la vida del cristiano, sino un medio para un
desempeño óptimo en la obra de Dios. La honradez o falta de ella, con que
hacemos uso de nuestros bienes, es conocida por Dios, en todo momento estamos
rindiendo cuentas a Él, porque Él conoce nuestros corazones. La Palabra también
nos recuerda que debemos poseer para nuestra descendencia, las leyes dadas al
pueblo de Dios así lo confirman.
La
dirección de Dios permite hacer un uso adecuado de nuestros bienes y
posesiones. El amor al Padre y la gracia del Espíritu Santo derramado sobre
nosotros nos guíen para haceruso adecuado de nuestras posesiones que nos han
sido encomendadas para administrar.
II.- Contento
con lo Necesario
1.
Fuente
de Ganancias
Proverbios 30:8:9
La actitud del discípulo de Cristo
es de no amar las riquezas sino contentarse con tener todo lo necesario. Lo
necesario, es tener lo suficiente para vivir sin padecer necesidades. 1 Timoteo
6:6-8.
La piedad produce gran ganancia,
pero la ganancia es espiritual, no material. La ganancia que viene de la piedad
no depende de las circunstancias exteriores o materiales. Sólo al tener
contentamiento estamos libres de la codicia, la ansiedad y el amor por las
posesiones; y solo entonces obtendremos el beneficio final y la bendición de la
piedad. Filipenses 4:11. Es vano tratar de acumular posesiones en la tierra. El
día en que muramos, lo perderemos todo. Eclesiastés 5:15. Si tenemos la comida,
el vestido y el techo que necesitamos, debemos estar contentos. El codiciar más
de lo que necesitamos no está bien. Dios ha prometido suplir nuestras necesidades
Mateo 6:33. El descontento con los dones materiales que Dios nos ha dado es
pecado. La inconformidad es igual que murmurar contra Dios.
2.
¿Qué
debo Anhelar?
Hemos recibido dones espirituales,
pero no debemos conformarnos con los dones que hemos recibido, debemos
sinceramente desear bendiciones espirituales cada vez mayores en nuestras
vidas. No quedémonos satisfechos con nuestro estado espiritual; más bien
debemos buscar ser cada vez más llenos del Espíritu Santo para que su fruto y
sus dones se manifiesten con mayor abundancia en nuestras vidas. 1Corintios
12:7-11; Gálatas 5:22-23. Las posesiones en sí no son malas. Lo que es malo,
sin embargo, es el amor a las posesiones y el deseo de acumularlas.
Hay tres cosas que le suceden a las
personas que aman y acumulan posesiones:
1.- Caen en tentación.
2.- Caen en el lazo de Satanás, es
decir, son atrapados por muchas codicias necias y dañosas.
3.- Se hunde en destrucción y
perdición, de la cual sus vidas no pueden restaurarse. Santiago 1:14-15.
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