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viernes, 20 de mayo de 2016

ANÁLISIS SALMO 1



SALMO 1

El primer Salmo es considerado una introducción a toda la colección de Salmos. Presenta dos temas centrales, que recurren a lo largo de los Salmos:
a. El hombre ‘justo’ (y su contraste con el hombre ‘malo’).
b. La importancia de la Ley (= Palabra de Dios).

 ANÁLISIS


Este Salmo describe ‘dos caminos’ – el camino del justo (v.1-3), y el camino del malo (v.4-6). El ‘justo’ es aquella persona que se considera a sí mismo miembro del pueblo de Dios. “Tal privilegio”, dice el Salmista, “requiere una vida de rectitud” – medida por el sometimiento a la Palabra de Dios. El ‘malo’ es todo lo opuesto. Físicamente es judío (en el contexto original del Salmo), sin embargo su comportamiento indica que no es un verdadero creyente. Su corazón no ha sido ‘circuncidado’ (ver Rom 2:27-29); por lo tanto, vive bajo el juicio de Dios.

El Salmo consiste de tres estrofas:
Estrofa 1 (v.1-3)
Describe la vida del hombre ‘justo’, de tres maneras:
I.Lo que NO hace (v.1)
a. “No anduvo…” (v.1a)
b. “ni estuvo…” (v.1b)
c. “ni…se ha sentado” (v.1c)

II. Lo que SI hace (v.2)
a. Se deleita en la Ley de Dios (v.2a)
b. Medita en la Ley de Dios (v.2b)

III. Los resultados – los frutos de esta clase de camino dan una vida (v.3):

a. Fresca (v.3a)
b. Fructífera (v.3b)
c. Permanente (v.3c)
d. Próspera (v.3d)
Estrofa 2 (v.4-5)

Describe la vida del hombre ‘injusto’, también de tres maneras (aunque resumido):

I. ‘No permanecerán’ – “son como el tamo que arrebata el viento” (v.4)
II. ‘No serán aprobados en el juicio’ – “no se levantarán…en el juicio” (v.5a)
III. ‘No integrarán el pueblo de Dios’ – “[no estarán] en la congregación de los
justos” (v.5b).

Estrofa 3 (v.6)

Describe el destino final de estos dos hombres:

I. Dios Cuida del Justo (v.6a)
II. El ‘Injusto’ Perecerá (v.6b)

El deseo de Dios, nuestro Creador, es que seamos felices – tanto en esta vida, como en la vida venidera. Para ello, nos da consejos acerca de cómo vivir para ser realmente felices. Satanás también ofrece una ‘felicidad’, pero ésta es ilusoria y pasajera (1 Juan 2:15-17); y nos destruirá eternamente. Dios nos ofrece una felicidad completa y real que nos bendecirá para siempre.

Verso 1

“Bienaventurado el varón…”

El término en hebreo (‘ésher’) significa ‘feliz’ o ‘dichoso’. El salmista usa la forma plural (‘felices’), que es en la forma que esta palabra se emplea casi siempre en el AT. En el original, la expresión es exclamativa: ‘¡Oh la felicidad del varón…!’ o ‘¡Qué feliz el varón…!’. Seguramente el Salmista estuvo reflexionando sobre este tema, y el Salmo refleja la emoción que sintió al hacerlo.

La palabra, “varón”, es genérica (‘ish’). Se aplica a toda clase de persona – rico, pobre; educado, ignorante; joven, viejo; poderoso, débil; conocido, desconocido; amo, esclavo; varón, mujer[1]

¿A qué se debe la felicidad de esta persona? El resto del Salmo lo va a aclarar. Sin embargo, por el momento podemos observar que la palabra ‘ésher’, que deriva de un verbo en hebreo (‘ashar’) significa ‘ser recto’. Se podría decir entonces que la verdadera felicidad se halla por medio de una vida recta, porque tal vida está libre de tropiezos, de mala conciencia y de otras cosas que militan contra la verdadera felicidad. Satanás también ofrece felicidad, pero es una felicidad falsa; primero por que no es permanente, segundo porque se basa en un comportamiento que no se ajusta a la Palabra de Dios, y por último, porque trae una serie de consecuencias negativas (una mala conciencia, la disciplina de Dios, etc.), que producen tristeza en la vida del ser humano.

Si quisiéramos ver la raíz de la verdadera felicidad, podemos observar los textos en los cuales esta palabra se emplea:

- Sal 32:1-2 (“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada…”).
- Deut 33:29 (“Bienaventurado tú, O Israel…pueblo salvo por Jehová…”)
- Sal 33:12 (“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová…”)
- Sal 2:12 (“Bienaventurados todos los que en él confían” – tomando en cuenta las
promesas que se hacen a los que confían en Dios, en Sal 25:3ss; 34:5ss).
- Job 5:17 (“…bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga…” – tomando
en cuenta los versos que siguen, y comparando con Heb 12:5).

A la luz de estos textos, exclamaríamos con Pablo, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual…” (Efe 1:3). A esta lista tendríamos que añadir las ‘Bienaventuranzas’ pronunciadas por Cristo, en Mat. 5.

Según Adam Clark, la expresión, “el varón”, es enfática – ‘aquel varón’; uno entre miles; aquel que vive de acuerdo al fin para el cual fue creado por Dios. Es triste que haya tan pocas personas que encuentran la verdadera felicidad.

En términos gramaticales, aquí tenemos:


I. Tres verbos: “anduvo…”, “estuvo…”, “sentado…”.
II. Tres objetos directos: “…en consejo…”, “…en camino…”, “…en silla…”
III. Tres objetos indirectos: “…de malos”, “…de pecadores”, “…de escarnecedores”.

Habría que analizar cada uno de estos términos, para captar el cuadro que el Salmista nos está presentando del hombre ‘justo’.


“…que no anduvo en consejos de malos…”

Aquí comienza una serie de descripciones, que presentan las características de un verdadero creyente. Dios conoce a Sus hijos por nombre; pero nosotros solo podemos conocer quienes son verdaderos creyentes por su carácter y comportamiento.

La palabra, “malos”, traduce el término ‘rashá’ – una persona moralmente mala. En los Salmos esta palabra es traducida “perversos” (Sal 3:7); “inicuos” (Sal 7:9); “impíos” (Sal 26:5). Es la palabra que Abraham usó para describir al hombre pecador, cuando intercedió por Sodoma (Gén 18:23, 25; “impío”). A la luz de estos versos, vemos que el antónimo de ‘rashá’ es ‘tsaddic’ (“justo”). 

La persona que desea ser verdaderamente feliz, ‘no andará en los consejos’ de tales personas. El verbo, ‘andar’, aquí, es ‘jalák’, que significa ‘caminar’. Sin embargo, en el AT este término tiene una variedad de acepciones, según el contexto en el cual sea usado. En el contexto del Salmo 1, ‘jalák” tiene el sentido de ‘proceder’, o ‘vivir’ (comparar el uso de esta palabra en Deut 19:9; 1 Rey 9:4; Sal 15:2; etc.).

Los “consejos” (‘etsá’) de los cuales habla el Salmista son aquellos propósitos o planes que rigen la vida de los malos, y que les lleva a vivir una vida contraria a la voluntad de Dios. El hombre ‘justo’ no establece su forma de vida sobre las recomendaciones o sugerencias de los hombres perversos, sino por la Ley de Jehová (v.2).

“…Ni estuvo en camino de pecadores…”


El significado del verbo, ‘amád’ (‘estar’), depende del contexto en el cual se usa. A veces, el contexto indica que el verbo significa ‘estar parado’ (ver Gén 18:8, 22; 24:30, 31; etc.). En este caso, el verbo está vinculado con el “camino (‘dérek’) [de pecadores]”; por tanto, el verbo se podría traducir, ‘Ni estuvo parado en camino de…’

El sustantivo, ‘dérek’, deriva del verbo, ‘pisar’; por ende, tiene el sentido de ‘un camino transitado’. El contexto indica que el sustantivo se está usando en forma metafórica, para describir ‘la forma de vida’ del pecador; su diario andar. Esta es la palabra que Salomón usa, por ejemplo, cuando afirma: “Hay camino [‘dérek’]”, dice Salomón, “que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino [‘dérek’] de muerte” (Prov. 14:12).


El “pecador” es aquel que ha errado al blanco (no vive en perfecta conformidad con la voluntad de Dios). Esto lo ha hecho, transgrediendo la Ley, que era la expresión de la voluntad de Dios para el pueblo de Israel.


El hombre bueno evita estar donde puede ser encontrado por estos ‘pecadores’ (ver Prov. 7:8); los evita como la plaga, (Prov. 4:14-15) como temiendo ser contagiado por ellos. Conciente de la manera en que ellos viven, sigue su propio camino, y no se detiene para estar con ellos


“…Ni en silla de escarnecedores se ha sentado”

El ‘escarnecedor’ es la persona que se burla de la religión, de la fe en Dios, del compromiso con Él, etc. Ejemplos: 2 Crón 30:10; 2 Crón 36:16; Neh 2:19; Lucas 8:53 (comparar Prov. 1:22; 3:34; 9:8). Tal persona no es simplemente alguien que ha errado al blanco, sino que a propósito, y en forma deliberada, determina no someterse a la voluntad de Dios. Al acercarnos al fin del mundo, la raza humana se caracteriza cada vez más por ser ‘escarnecedora’ (como en los días de Noé).

NOTA: Hoy en día, esta “silla” se encuentra en los clubes nocturnos, las discotecas, las cantinas,
etc. Pero también se encuentran en las universidades, en las calles, a veces en nuestras propias casas; en fin, en todo lugar donde el nombre del Señor es burlado, no solo con palabras sino con acciones. Sin embargo, hay que enfatizar que el problema no radica necesariamente en los lugares antes mencionados, sino en el corazón del hombre.
El hombre bueno no puede evitar cierto contacto con tales personas y lugares, pero evita pasar mucho tiempo con ellos; por la sencilla razón que su compañía, conversaciones y vida, van en contra de sus principios y convicciones. ¿Para qué pasar tiempo con personas que simplemente se burlan de las cosas buenas y nobles de la vida?


NOTAS

Tenemos un excelente comentario sobre este verso, y una ilustración de ello, en Prov. 1:10-19 (ver también Sal 26:4-5; Prov. 4:14-19; 7:25-27; Jer 15:17).

Hay una progresión en el pecado – se va de ‘malo’ a ‘pecador’, y de ‘pecador’ a ‘escarnecedor’. Lo primero que el hombre hace es descuidar su relación con Dios; rehúsa rendirle el culto que merece. Luego, su falta de temor a Dios, le lleva a cometer más y más pecado, hasta que se vuelve totalmente ‘pecador’. Finalmente, con la conciencia cauterizada, el ‘pecador’ se vuelve burlador – tanto de Dios, como de los creyentes.

3. Al hombre se le conoce por sus compañeros. “Dime con quien andas, y te diré quien eres”. El hombre bueno no puede evitar contacto con hombres malos, pero evita ser influenciado por ellos.

Verso 2

Habiendo descrito al justo, en términos negativos, el Salmista ahora lo describe en términos positivos. La marca del verdadero creyente no es simplemente que no hace ciertas cosas, sino que hace otras cosas. Las ‘otras cosas’ tienen que ver con la atención que presta a la Palabra de Dios.

“Sino que en la ley de Jehová está su delicia…”

Antes, quizá, se deleitaba en las cosas del ‘mundo’ (v.1), pero ya no. Ahora su deleite está en la Palabra de Dios. Hambre espiritual es una de las evidencias del Nuevo Nacimiento (1 Ped 2:2). El inconverso rechaza la ley de Dios, y no se quiere someter a ella (ver Sal 2:1-3); pero el creyente la ama (Sal 19:7-10).

Es interesante observar que para el tiempo en el cual fue escrito el Salmo 1, la ‘ley de Jehová’ probablemente consistía solo en los primeros cinco libros de la Biblia (el Pentateuco). Para el creyente contemporáneo, estos libros son casi desconocidos (especialmente Levítico y Números); pero el Salmista los amaba – ¡se deleitaba en ellos!

La palabra, “delicia” (‘kefets’), significa ‘ago muy placentero’, ‘algo muy deseado’. Se usa, en 1 Sam 15:22, del deleite que Dios tiene con nuestra obediencia; y en Prov. 3:15, de las cosas más deseables de este mundo (como joyas, etc.).
EJEMPLOS: El autor del Salmo 119 se deleitaba en la ley (Sal 119:14, 35, 47, 97, etc.)
Pablo se deleitaba en la ley (Rom 7:22)
Otros pasajes que enseñan esto – Sal 112:1

¿Por qué será que el ‘justo’ se deleita en la ley de Dios?

i. Porque tiene una mente renovada (Rom 8:5).
ii. Porque se deleita en Dios, el Autor de la ley.
iii. Porque reconoce que la ley lo hace sabio (Sal 19:7b; 119:97-98).
iv. Porque por medio de ella conoce más a Dios (quien se revela en Su ley).
v. Porque se alimenta espiritualmente de ella (Deut 8:3; Job 23:12).
vi. Porque por medio de ella, es corregido, y aprende a agradar más a Dios (Sal 19:7a; 40:8).

“…Y en su ley medita de día y de noche”

Es fácil decir que uno ama la Palabra de Dios; la pregunta es si nuestros hechos lo refrendan. En el caso del Salmista, fue así. Demostraba su amor por la Palabra de Dios, no solo leyéndola, sino deleitándose al meditarla.

El verbo, ‘meditar’ (‘jaga’), significa ‘murmurar’ o ‘hablar’; ver Sal 2:1 (donde la palabra, “piensan”, significa ‘hablan’); 35:28; 71:24; etc. ¡La meditación del judío no era silenciosa! Este repetía en voz alta la Palabra de Dios, con el fin de ayudarse a concentrar, para ‘exprimir’ cada gota de significado del texto. Era la mejor manera de alimentarse de la Palabra de Dios. No bastaba con leerla, había que ‘rumiar’ con ella. 

Clarke comenta, “Este hombre no solo lee para ganar conocimiento de los oráculos divinos, sino medita sobre lo que ha leído, se alimenta de ello; y recibiendo de esta manera la ‘leche’ pura de la Palabra, crece por medio de ella a la vida eterna”.

¿Cuál es el beneficio de meditar en la Palabra de Dios? Un autor responde, “En el texto más sencillo hay todo un mundo de santidad y espiritualidad; y si nosotros, en oración, y en dependencia de Dios, nos sentáramos para estudiarla, veríamos muchas cosas en ella que no aparecen en la superficie”. Por ende, todo predicador debe meditar constantemente en la Palabra de Dios. Escuchemos lo que dice Lutero al respecto: “Meditar consiste, en primer lugar, en un análisis detenido de las palabras de la ley, para luego comparar lo que descubrimos con diferentes textos de la Biblia. Usando el tiempo en esta manera, por fin sale un hombre bien instruido en la Palabra de Dios, listo para hablar al pueblo de Dios”.

NOTA: En el NT testamento, Pablo habla de la maldición de la ley (no porque la ley sea mala, en
sí, sino porque era mal usada por los judíos de su tiempo). Pero este “varón” no está bajo
la condenación y maldición de la ley. Mas bien, para él, la ley es una bendición (un
‘deleite’), porque la está usando correctamente – no como una forma de alcanzar la vida
eterna (por sus propios esfuerzos de guardar la ley), sino como algo que le ayuda a
conocer más a Dios, y a saber la clase de vida que agrada a Dios.

El hombre verdaderamente dichoso, no solo medita en la ley de Dios de vez en cuando, sino que lo hace “día y noche”. En la mañana, al levantarse; en la noche, al acostarse; y durante la noche, cuando no puede dormir.

Esta meditación diaria y constante, en la ley de Dios, se debe a su deleite en ella; pero también a su disciplina personal. Más aún, mantiene un corazón limpio, para poder deleitarse en la Palabra de Dios (el pecado disminuye el apetito espiritual).


Cuando Josué tomó el mando del pueblo de Dios, el Señor le ordenó desarrollar una vida de meditación en la Palabra de Dios (Josué 1:8). Nos engañamos, si pensamos que en el siglo 21 éste ya no es un requisito fundamental e indispensable para el servicio cristiano. ¡Es indispensable ahora más que nunca, por la abundancia de pecado que nos rodea y asedia!

Spurgeon comenta: “Meditar de día y de noche, significa leer la Palabra de Dios durante el día, y pensar en ella por la noche. Este hombre toma un texto, y lo lleva con él durante todo el día. Y durante la noche, cuando no puede dormir, medita sobre la Palabra de Dios. En el día de la prosperidad, canta Salmos de la Palabra de Dios, y en la noche de aflicción reclama las promesas del mismo libro”.

Meditar en la Palabra de Dios hará que Su Palabra nos sea más dulce cada vez (Sal 104:34; 119:103). Este verso nos enseña que la meditación de la Palabra de Dios traerá gran gozo en la vida cristiana. Otra promesa es que nos ayudará a no pecar contra Dios (Sal 119:11). ¡Si solo David hubiera estado meditando en la Palabra de Dios cuando vio a Betsabé bañándose! Fue la meditación de la Palabra de Dios que le ayudó al Señor a resistir la tentación (Mat. 4:1-12).

NOTA: El cuadro que el Salmista presenta aquí del creyente es el de un ideal muy alto. Su
preocupación no es describir las debilidades del creyente, sino presentar el desafío de lo
que el Señor espera de nosotros como sus hijos. Todos debemos aspirar a ser así.

Verso 3
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas”

Este cuadro, del creyente como un árbol, se halla en Sal 92:12-14. La palabra “árbol” (a diferencia de ‘planta’), apunta a la solidez y estabilidad de la vida de aquel que medita diariamente en la Palabra de Dios.

El ‘árbol’ está “plantado…”. Es decir, no es un árbol silvestre; no está creciendo por casualidad. Ha sido ‘plantado’. El verbo apunta al trabajo del Labrador (Dios), que a propósito ha plantado este árbol, y lo está cultivando para que dé fruto. 

¿Dónde esta plantado? El Salmista responde, “…junto a corrientes de aguas”. La palabra, “corrientes”, significa ‘el agua, que está fluyendo (corriendo) por un canal’ (por ejemplo, el agua en un canal de regadío, etc.; ver Ecle 2:6, y Ezeq 31:3-5). La palabra se usa en Sal 46:4, donde se refiere a las aguas de un “río”.

Las “aguas”, aquí, parecen apuntar al Espíritu Santo (ver Juan 7:37-39; comparar Juan 4:13-14 e Is 44:3). Mientras el creyente viva en obediencia a la Palabra de Dios, recibe constantemente la llenura del Espíritu Santo (‘agua de regadío espiritual’); esto es lo que lo mantiene ‘fresco’. 

La figura de un árbol plantado junto a muchas aguas, también se encuentra en Ezeq 17:8.

“Que da su fruto en su tiempo”

La meta del Labrador es el fruto espiritual. En el caso del creyente que medita en la Ley de Dios constantemente, y desarrolla su vida en conformidad con la Palabra de Dios, su Labrador Divino no sufre una decepción – habrá “fruto en su tiempo”. Ver la promesa en Sal 92:14.

¡Qué contraste la vida de los fariseos (y del pueblo de Israel en general)! Ver Marcos 11:12-14, 20 (notando la falta de fruto espiritual en el templo; v.15-17), y comparar la predicación de Juan el Bautista, en Mat. 3:7-10.

Cristo habló de la importancia de llevar ‘fruto’ en nuestras vidas (Juan 15:1-8). Nos ha dado el Espíritu Santo, para que esto sea una realidad (ver Gal. 5:22-23).

Pero notemos la palabra, “tiempo”; hay un tiempo para diferentes frutos. 

Cuando estamos gozosos, es tiempo de dar el fruto de alabanza y agradecimiento a Dios;
Cuando estamos bajo aflicción, es tiempo de producir el fruto de confianza en Dios;
Cuando estamos siendo tentados, es tiempo de dar el fruto de ‘velar y orar’;
Cuando estamos frente a una puerta abierta para el ministerio, es tiempo de producir el
fruto de servicio cristiano.

Cada cosa tiene su tiempo (Ecle 3:1-8), y cada tiempo tiene su correspondiente ‘fruto’.

“Y su hoja no cae”

La “hoja, aquí, parece representar el testimonio del creyente. Es cierto que todo creyente experimenta altibajos en su vida espiritual, y no siempre siente un tremendo vigor espiritual. Sin embargo, aun en medio de estos tiempos de ‘sequedad’ espiritual, el creyente que medita constantemente en la Palabra de Dios, mantiene vivo su testimonio cristiano. ¿Por qué? ¡Porque sus raíces son profundas (ver Prov. 12:3, 12)! Comparar Sal 92:14.

El verbo, “cae”, realmente significa, ‘marchitar’; por ende, habría que traducirse, ‘Y su hoja no se marchita’ (ver Is 40:7,8). La RV traduce, “cae”, porque está apuntando al fin del proceso de marchitarse, cuando la hoja del árbol cae a la tierra.


El creyente, mientras vive de acuerdo a la Palabra de Dios, mantiene su ‘frescura’, y da un buen testimonio. Sin embargo, si deja de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, su vida pronto se ‘marchitará’, y su testimonio decaerá. Este es el problema con los ‘injustos’ (ver Sal 37:1-2, y comparar Is 64:6, donde la palabra “caímos” debería traducirse, ‘nos marchitamos’).

EJEMPLO: Israel (ver Is 28:1,4) donde Dios usa esta palabra para describir lo que iba a pasar con
el reino del Norte (“Efraín”) – “la flor caduca de la hermosura”.

Advertencia: El Salmista está describiendo al verdadero creyente. Lamentablemente, hay personas que dan la impresión de ser creyentes, pero no lo son. Tales personas, aunque por un tiempo aparentan tener un buen testimonio, tarde que temprano se ‘marchitarán’ (ver Mat. 13:5-6, 20-21; Judas 12).

“Y todo lo que hace, prosperará”

La promesa de prosperidad para los justos se halla en textos tales como Sal 128:1-4 e Is 3:10. La piedad (es decir, una profunda reverencia por Dios, que conlleva a una vida de obediencia a Él), permite al ser humano vivir bajo la bendición de Dios, y experimentar Su ‘shalom’ (1 Tim 4:8).

EJEMPLOS DE PERSONAS QUE PROSPERARON: José (Gén 39:3, 23); Josué (Jos 1:7,8);

Tres Advertencias:

Esta frase puede ser malinterpretada (o mal aplicada); por lo tanto, habría que tomar en cuenta tres advertencias:

(1) Esta frase promete que todo lo que el ‘justo’ hace prosperará; no dice que el ‘justo’ siempre estará contento y feliz. ¡Esta es una distinción importante! La vida de Job es un buen ejemplo de ello. Además, habría que tomar en cuenta la promesa de Rom 8:28. Hay momentos cuando el ‘justo’ pasa por situaciones muy difíciles; sin embargo, a la larga todas estas cosas ‘ayudan para bien’. La vida de José es un buen ejemplo de ello también (ver Gén 50:20).

(2) En el AT la prosperidad era frecuentemente externa y material; sin embargo, en el NT la prosperidad que Dios nos da es frecuentemente interna y espiritual (aunque no descartamos la realidad de las bendiciones materiales que Dios nos concede como Sus hijos).

(3) Este cuadro tiene validez siempre y cuando la persona continúa viviendo justamente. Lo que pasó con Israel, en el AT, es un testimonio elocuente del peligro de dar las espaldas a Dios, y comenzar a vivir en desobediencia (ver Ezeq 17:8-10; 19:10-14).


Verso 4

“No así los malos…”
El personaje descrito en los v.1-3 no fue nombrado explícitamente; eso viene en los v.5-6 (“justos”). Pero su contraparte es identificada inmediatamente – “los malos”. El término en hebreo es ‘rasha’, que describe una persona que es mala en su comportamiento. Ésta es la palabra que se usa para nombrar a la gente que vivía en Sodoma (Gén 18:23, 25, “impío”). En los Salmos, esta palabra es traducida en diferentes maneras – “perversos” (Sal 3:7); “inicuos” (Sal 7:9); “malo” (Sal 9:5, 17).

Los “malos” son aquellas personas que andan en los consejos de los malos, están en el camino de pecadores, y se han sentado con los escarnecedores (v.1). Es más, estas personas nunca dan tiempo a la Palabra de Dios; no la leen, y no se interesan en ella.

Notemos que el Salmista ahora usa el plural. Habiendo hablado del “varón” (singular, v.1-3), ahora describe a “los malos” (plural). ¿Por qué el cambio? Podría ser porque los malos abundan mucho más que los ‘justos’, y que, por ende, el justo siempre se siente rodeado por los malos (y amenazado por ellos).

“…Que son como el tamo que arrebata el viento”

El cuadro que el Salmista presenta aquí es tomado de la vida agraria de Palestina; específicamente de la práctica de aventar el trigo, para separar el grano de la cáscara y la paja.

El “tamo” es el cascarón que rodea el grano. Luego de la cosecha, el grano es trillado, para sacarlo del cascarón que lo envuelve. Parar eliminar el cascarón, toda la cosecha, ya trillada, es lanzada al aire, con el fin de que el viento se lleve la paja y el cascarón.

Job 21:17-18 usa este símil para describir a los impíos (‘rasha’). Ver también Sal 35:4-5; Is 17:13; Oseas 13:3.

La Palabra de Dios nos indica cuál es el verdadero valor de estas personas; personas a quienes nosotros muchas veces admiramos, y pensamos que son de gran importancia (artistas, estrellas del cine, cantantes, ricos, etc.). Desde la perspectiva del mundo, estas personas pueden aparentar ser de ‘peso’; sin embargo, ante la presencia del Señor son totalmente ‘livianas’. En Su ira, las dispersa, como el viento dispersa el humo y la neblina. Por ende, el creyente no tiene por qué sentir envidia de dichas personas.

El contraste con el verso anterior es dramático. El ‘justo’ es como un árbol – sólido, firme, permanente, fresco, fructífero. El impío es presentado, no como un árbol, ni siquiera como un árbol seco y sin fruto, ni como una planta marchita, sino como nada más que el cascarón del grano – liviano, efímero, totalmente inútil.

El ‘justo’ es de gran valor ante Dios y ante el mundo – produce fruto y sombra; pero el ‘malo’ es inservible, como la paja – sin ningún valor ni utilidad. ¡No sirve ni siquiera para leña! Por lo tanto, es entregado al viento, para ser dispersado.
El “viento”, aquí, parece representar a la muerte, la que con un tremendo ‘soplo’ lleva a todas estas personas al fuego eterno, donde serán consumidas para siempre. 

Cuando llega el momento de la muerte, los impíos claman por un poco de tiempo más. Voltaire (el filósofo ateo de Francia) cerca de su muerte, ofreció a su médico un gran monto de dinero si solo extendiera su vida unos meses.

Un gran monarca dijo una vez: “Un mundo de riquezas por una pulgada de tiempo”.

En Mat. 3:12, Cristo es presentado como Alguien que tiene el aventador en su mano, para separar la paja del grano. Por lo tanto, el juicio divino es representado como la gran separación del grano y de la paja. Es en el contexto de esta metáfora, que el Salmista ahora añade las palabras del v.5.

Verso 5
La muerte no es lo peor que le pasa al pecador; mil veces peor es el día del juicio divino. Este parece ser el tema del v.5.

“Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio…”

Llegará un día de juicio para todos; pero los “malos” (‘rasha”) tendrán tremenda vergüenza, y no podrán ‘levantarse’ para defenderse. Lejos de pararse, estarán temblando ante la presencia de Dios, y ante la inminencia de Su justo juicio y castigo eterno (ver Sal 130:3, y comparar Sal 5:5; 24:3ss; Lucas 21:36).

“…Ni los pecadores en la congregación de los justos”

Aquí, la palabra “pecadores” (‘chatta’) significa ‘un ofensor’, ‘un criminal’; alguien que ‘no da en el blanco’ de la ética moral. Sin embargo, en este contexto la palabra se está usando como un sinónimo de “malos”.

La palabra, “congregación”, significa ‘una asamblea’. En los libros históricos, esta palabra generalmente está relacionada con “Israel” (ver Ex 12:3, 6; etc.). Sin embargo, a veces la palabra va sola, indicando simplemente una concurrencia de personas (Ex 16:22; 34:31).


En los libros poéticos, encontramos esta palabra asociada con pecadores (ver Job 15:34, “la congregación de los impíos”; Sal 22:16, “cuadrilla de malignos”; etc.), pero también con los justos (Sal 111:1, “congregación de los rectos”). 

Aquí la “congregación” es “de los justos” (‘mishpat’). En las notas de la “Biblia de Estudio de la NVI” [inglés]), tenemos el siguiente comentario sobre la palabra, “justos”.

“Este es uno de los varios términos que se usan en el AT para describir al pueblo de
Dios; los presenta como aquellos que honran a Dios, y ordenan sus vidas totalmente
conforme a Su voluntad. En cada relación humana ellos cumplen fielmente con las
obligaciones que esa relación conlleva, recordando que poder y autoridad (de cualquier
tipo – sea doméstico, social, político, económico, religioso, e intelectual) deben ser
usados para bendecir, y no para explotar”

La estructura de este verso apunta a un paralelismo poético. Sin embargo, no está claro si este es un caso de paralelismo sinónimo o compuesto. El “juicio” (v.5a), apunta al juicio escatológico de Dios (al fin de la vida del hombre, o en el día del juicio final). Si “la congregación de los justos” apunta a la congregación de los fieles en esta vida, entonces el paralelismo sería compuesto. En este caso, lo que el Salmista estaría diciendo es que, dado a que el ‘injusto’ no podrá sobrevivir al juicio de Dios, no sería apropiado que esté ahora entre los fieles. Sin embargo, si tomamos la frase final como apuntando a la congregaciónescatológica (es decir, a la asamblea de los fieles en la eternidad), entonces el paralelismo sería sinónimo. El Salmista se estaría refiriendo a que como consecuencia del juicio, los “malos” serán echados de la presencia de Dios, y no formarán parte de la congregación eterna del pueblo de Dios (ver Mat. 25:31-34, 41-46, y comparar Sal 101:8). Esta congregación está descrita en Apo 7:9-17. Aquí no estarán los malos (Apo 21:7-8).

El día del juicio final marcará una gran separación entre los “malos” y los “justos”. Por el momento, es difícil distinguir entre ellos. A veces, los “malos” parecen ser mucho más importantes que los “justos”. Sin embargo, en el día del juicio final se pondrá todo en claro, al igual que al aventar la cosecha, el viento hace la gran diferencia entre el grano y el tamo.

Verso 6

“Porque Jehová conoce el camino de los justos…”

En el idioma hebreo, el verbo ‘conocer’ muchas veces significa el conocimiento íntimo (sexual), normalmente basado en una relación de amor (p.e. Gen 4:1). 

En Sal 37:18, David afirma, “Conoce Jehová los días de los perfectos…”. Otros versos que hablan del conocimiento que Dios tiene de Su pueblo incluyen Job 23:10; Nahum 1:7; Juan 10:14; 2 Tim 2:19.

El Señor no solo conoce, sino aprueba el camino de los justos (Sal 37:23). Esta aprobación se va a notar con mayor claridad, en el dictamen del juicio del día final.

El “camino de los justos” significa su forma de vida, y la meta que tienen por delante. Dios no solo conoce íntimamente este “camino”, sino que guía al justo en él (Sal 139:24b). Y más aún, el justo anhela que Dios esté examinando su camino, durante toda su existencia, para ver si hay en él “camino de perversidad” (Sal 139:24a).

El Sal 112 nos ofrece una descripción detallada del “camino del justo”, y el resultado de esta clase de vida. Hay una tremenda promesa para estos justos, en el Sal 101:6.

REFLEXIÓN: ¿Andamos lejos del consejo, camino y silla de los malos?
¿Cuánto nos deleita su palabra y cuanto nos guía su Espíritu?
¿Podemos pedirle a Dios que examine nuestras vidas, sin temer a nada?
¿Realmente vivimos de una manera que le agrada a Él?
“…Mas la senda de los malos perecerá”

Sus proyectos, planes, designios, etc., – todos perecerán. Los Salmos están repletos de esta clase de advertencia (ver Sal 37:1-2, 10-13, 20; 101:7-8; 112:10; 146:9).

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